De la novela Fue en Sevilla
Sevilla en primavera es la amante rendida a los pies de su luna que navega sin prisas por el espejo azabache tachonado de chispas diamantinas…
Solo en Sevilla se puede estar vivo. Perderse por sus angostas y sombreadas calles es un acto de amor que ella agradece acariciándonos con sus brisas reverdecidas, permitiéndonos escuchar los compases mágicos que reverberan por los frescos rincones de sus patios moros…
Sevilla en primavera no permite la tristeza, hasta los centenarios fantasmas que rondan la judería se detienen a escuchar el pálpito musical de sus múltiples campanas que tañen alegres cada mañana.