Espero a que se apague la certeza de los sabios.
Después de lo que veo,
acerco una cerilla a lo que escribo
y al poco se convierte en nada.
Hay huellas en los posos del olvido
que no han sido leídas.
Y no es verdad que yo pueda descansar en ti.
Ahora lo sabemos.
Seguramente alguien quiso advertirnos
de verdades sin leyes,
del tiempo de la espera,
de ciudades manchadas con esquinas rotas.
Han pasado los años de belleza triste.
¿Qué puedo contarte que ya no te contaran algunos de los sabios?
También está la luz a medida de la noche.
También está la roca postrada en el secreto.
Y la mar, también está la mar,
que sabe amainar un tiempo alborotado.
Mercedes
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