Empiezo de nuevo, y entablo las inagotables batallas que libran mis recuerdos y las
infinitas esperas ya caducas.
Escucho los diálogos apenas musitados durante las solitarias noches
perfumadas de los vigorosos limoneros, los dulces azahares y me incitan a
romper las cadenas que me atan a las metáforas…
Me inclino y enfrento ilusionado el papel desnudo de palabras e ideas, sentado a
la vera de las frescas noches de Sevilla…
Todavía recuerdo la amigable compañía de aquellos fantasmas cotidianos que me
empujaron a abandonar mi exilio voluntario…
Fue en Sevilla (segunda parte en preparación)