La vida de David transcurre felizmente, hasta que de repente la tierra parece abrirse bajo sus pies al perder a sus padres en un brutal accidente de tráfico cuando regresaban de celebrar sus bodas de plata. En el último aliento antes de morir, su padre se encomendó a él, suplicándole que cuidase de sus hermanos, Sonia y el pequeño Gabriel. La desgracia aumenta cuando Gabriel enferma repentinamente, detectándosele una enfermedad cuyo caso es el primero conocido en España. El médico que lleva el caso indaga y descubre que en Estados Unidos es una dolencia que ya es de sobra conocida, con muchas personas que han logrado sanar. No obstante, el tratamiento en las lejanas tierras americanas requiere de una importante suma de dinero.
David, viendo que la enfermedad de su pequeño hermano va en aumento y es cada vez más agresiva, y quedándose poco a poco sin recursos por la lentitud de las donaciones debido a una gran crisis y por la poca implicación del Ministerio de Salud en España, emprende desesperadamente una lucha ciega para conseguir la curación de Gabriel. Sin embargo, hace algo que está fuera de lugar y que lamentará el resto de su vida.
