Todos nos hemos visto delante de las fauces del miedo en alguna ocasión. Hemos sentido su aliento fétido, su capacidad de congelarnos la sangre, de convertirnos en estatuas incapaces de mover un músculo. Ese miedo que adopta distintas formas y procede de fuentes diversas de las que, sin duda, las más terribles son las que están dentro de nosotros. Porque nos acompañan, vayamos donde vayamos…
La oscuridad interior es un compendio de relatos que hablan de esos temores profundamente arraigados, irracionales la mayoría, pero descaradamente pegajosos. Desde el lúgubre futuro de una niña, en «La hija del sepulturero», a los temores de otra dimensión descritos en «Dos es multitud» o la crudeza del entorno penitenciario en «Susurros», la obra se adentra en distintas situaciones que nos conectan con sensaciones, en gran medida, atávicas y de las que es difícil escapar.