La primavera de nuestras vidas fue pura locura, recuerdo desear verte con tanta fuerza que me quemaba el corazón y me arrancaba lágrimas prohibidas. Deseaba tu sonrisa, tu mirada franca. No podía estar más enamorada de ti. Y no sabía…no sabía qué iba a hacer con todo aquello…qué hacer con las ganas, con la imposibilidad de acariciarte, con el deseo de una conversación tranquila. Tan sólo una conversación. Conocerte un poco más, saber de ti. Sorprenderme o sorprenderte con ocurrencias, aprender cómo pensabas, cómo eras, ¿qué hacía con todo aquello?, ¿y si no volvía a verte?, ¿podría aguantar tanto tiempo una conversación que no se daba?
(«Hacia el invierno»-fragmentos ocultos)