Alfonso Raffin del Riego es hijo de un francés y una asturiana. Ha sido apicultor y vendedor de miel, monaguillo, dependiente en grandes almacenes, veterinario rural y directivo de multinacionales lácteas y de piensos en varios países. Jugó al futbol, de defensa, en categorías inferiores. Sin mucho éxito. Trabajó en la cooperativa Feiraco, en los servicios veterinarios y de pienso.
Todos los lectores se preguntan si él es el «Francés» y cuánto hay de verdad en la historia. Alfonso es asociado, desde los inicios, de Veterinarios Sin Fronteras (hoy Justicia Alimentaria) y ha tenido un papel activo en la lucha contra los llamados biocombustibles y su nefasto impacto en la seguridad alimentaria de muchos países y en el del medio ambiente. También impulsó, junto a otros colegas, el movimiento HICOV Project, para acelerar las vacunas y la inmunidad de rebaño en medio de la pandemia. Actualmente es consultor, conferenciante y un activista por la utilización de rumiantes contra el cambio climático, principalmente a través de la trashumancia.
El primer recuerdo de su vida es el de una vaca, que se le aproximó y le lamió la cara. Fue su tercer bautismo, después del de una monja en un grifo y el de un cura en una pila. Los tres le han marcado, para sobrevivir, venerar a los antepasados y amar a los animales que nos alimentan.