Otro año la misma historia de siempre, la celebración del Día del Libro. Si eres de las personas a las que da pereza coger un libro, te entendemos. De hecho, no se nos ocurren razones por las que celebrar el 23 de abril ni por las que deberías leer.
Un sospechoso acuerdo de la UNESCO
Fue en 1995 cuando la UNESCO proclamó el 23 de abril como “Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor”. No se les ocurrió otra cosa que reunirse todos los países del mundo -se ve que los invitaron a comer y que no había nada mejor que hacer- para dictaminar una fecha a nivel mundial.
Aniversario de la muerte de unos plumillas aprendices
Se fijó el 23 de abril por ser cuando en 1616, coincidió la muerte de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, fecha que después ha sido desmontada por la historia. Pero independientemente de esto ¿Quiénes conoce algo de estos escritores? Estamos seguros de que apenas eran unos principiantes con la pluma, ya que casi nadie conoce ni tiene ni idea de obras tan minoritarias como El Quijote o Romeo y Julieta.
Un invento que no llegó para quedarse
En aquella reunión de lumbreras de la Unesco también consideraron que el libro ha sido, históricamente, el elemento más poderoso de difusión del conocimiento y el medio más eficaz para su conservación ¿Estamos de broma? Si el primer libro conocido, el libro mesopotámico apenas tiene 5.000 años y el primer libro impreso es de 1449, por lo tanto hablamos de una creación que todavía está dando sus primeros pasos, habrá que ver si cuaja.
¡Pero si solo es papel!
Y ya es el colmo cuando dicen que se debe impulsar la divulgación del libro para el enriquecimiento cultural, fomentar la inspiración, el entendimiento, la tolerancia y diálogo ¿a quién pretenden engarñar? Pero si solo es papel…
¿Quién regala libros?
Con estos argumentos tan poco sólidos, la UNESCO de un dedazo dijo que una de las maneras más eficaces para la promoción y difusión del libro es el establecimiento de un “día del libro”, con organización de ferias y exposiciones. Y claro, si se hacen así las cosas después pasa lo que pasa. Hay lugares donde para que la gente regale libros hay que acompañarlos de una rosa, mucho más útil que un tomo de papel cosido o encolado.
En algún lugar sin importancia igual celebran el Día del Libro
En algunas otras ciudades también se celebra, pero con poca actividad, en un lugar como Madrid el 23 de abril del año pasado solo se celebraron 600 actos en torno al libro, pero además nadie habla de ello, ya que en las redes sociales solo hubo unos cuantos pocos de millones de tuits sobre el tema. Alguna otra aldeilla sin importancia también celebró el Día del Libro: Ciudad de México, Caracas, Buenos Aires o Nueva York.
Un ruinoso invento para carcas ajeno a cualquier sentimiento
¿Qué esperaban? Si el libro es solo para carcas, no hay jóvenes y niños que leen, no hay gente que llora y ríe cuando abre las páginas de un libro, aquí lo que gusta es el cine y no hay películas inspiradas en libros ni escritores que ganen dinero ni tengan popularidad con sus obras y mucho menos si son de autoedición, ni se regalan libros por cumpleaños ni por Navidad ni la industria editorial tiene importancia, el libro ya sea en papel o camuflado en digital tiene los días contados ¿a que sí?