Siete lunas hemos contado,
desde que tus ojos me dijeron «sí»,
siete meses donde el amor ha brotado
como un río que no deja de fluir.
Pero no todos miran con ternura,
hay voces que quieren romper la flor,
una madre que lanza su amargura
como espinas que niegan el color.
Nos acusa, nos divide, nos señala,
como si amar fuera un crimen sin perdón,
intenta separar lo que el alma no iguala,
y sembrar dudas en cada corazón.
A veces me pesa, lo admito,
sentir su rechazo tan cruel,
y más cuando intenta, con gritos,
alejarme de quienes tú llamas miel.
Tus hermanos, mi deseo de familia,
quedan manchados por su juicio veloz,
pero yo no olvido tu risa sencilla,
ni la fuerza que nos une a los dos.
Amor, si el mundo gira en contra,
yo me aferro más fuerte a tu voz.
Si la tempestad llega y nos confronta,
seré tu abrigo, tu paz, tu feroz.
Porque este amor, aunque lo nieguen,
es verdad tejida con fe.
Que nos juzguen, que nos cieguen…
pero contigo, siempre estaré.



