Años después de mi primera lectura del Quijote, analizando, en una clase de filosofía el significado de la palabra Estulticia, que no se refería a la enajenación mental, sino, más bien, a una especie de «locura saludable» (así en Erasmo como en Cervantes), no pude evitar relacionarla con el capítulo de la venta en que El caballero de la triste figura se encuentra con «doncellas», que resultan ser mujeres de la vida galante. Encontré ahí una relación con la cosificación: Mujeres con sueños y esperanzas, con una historia personal y un deseo de porvenir que han sido y son definidas como objetos del placer; que han sido despojadas de su humanidad. Sin embargo, el Quijote las re-humaniza, las re-dignifica. Eso quise rescatar en el cuento Yajaira: la abnegación total por el amor, la entrega inocente al sueño, la búsqueda de la redención en el infierno terrenal. C.I.S.E.



