Nastia López Lucas. Dos pasiones marcaron mi infancia y más tarde me ayudaron a sanar: los animales y las letras. Por supuesto, las fábulas eran mis favoritas. Me gustaba leerlas y escribirlas, ya que, dotada de gran imaginación a causa de una exagerada timidez, me recogía en mi propio mundo de fantasía, donde me sentía segura. La mala gestión de las emociones y otros factores desencadenaron un trastorno de la conducta alimentaria. Por suerte, mi familia ha estado a mi lado en todo momento, podía contar con ellos, y cuando no me era posible me apoyaba en la escritura. Escribir era la manera que tenía de exteriorizar el dolor que sentía en todos y cada uno de los rincones de mi ser. Escribir me salvó la vida más de una vez y, así como cuando era pequeña, sigue siendo mi lugar seguro en las noches frías.