A. Rasalmice nació en Conil de la Frontera (Cádiz), donde vivió los primeros seis años de su vida. Después, circunstancias laborales de su padre llevaron a la familia a establecerse en la capital gaditana hasta la actualidad. Curiosa y amante del arte en todas sus expresiones, desde pequeña le gustó jugar con la poesía, dejando volar la mente y plasmando en su cuaderno sus alegrías y sentimientos. Durante un tiempo, la poesía quedó dormida en el cajón de los recuerdos, dando paso a otras inquietudes: pintura, manualidades, jardinería…
Un día, encontrándose sin rumbo y perdida por oscuros laberintos de la vida, el universo nuevamente trajo la poesía a su vida, dándole la oportunidad de refugiarse en ella y hacerla compañera de su lucha. Plasmar sobre el blanco papel el fluir de las emociones, impregnadas de los sentimientos vividos en esta tormenta, le ayudó a no perder la esperanza y, con ello, a abrir una puerta mágica donde encontrar el motivo para reencontrarse otra vez con el hermoso universo del género poético.